Para los amantes de la comedia de Jack Black , Los Viajes de Gulliver, ha sido una pequeña decepción.
Jack interpreta a un Lemuel Gulliver muy a su estilo, un hombre de mediana edad sin aspiraciones, encerrado durante 10 años en la sección de correspondencia de una revista en Nueva York.
La historia comienza cuando casi por error Gulliver es mandado a un viaje al Triangulo de las Bermudas, llegando por equivocación a Lilliput donde es capturado por sus pequeños habitantes.
En ninguna de sus secuencias, la película llega a captar la emoción del momento con sus pobres efectos especiales, en todo caso nos sorprende, pero por el hecho de que deje entrever siempre la green screen. Como resultado, la película nos da la sensación de estar frente a una de esas tantas sátiras que se estrenan con mucha promoción y poca expectativa.
Rob Letterman dirige esta versión del libro super reducida y ligera (aunque con un destello de originalidad) que nos golpea hasta en los momentos cumbres en que por fin nos arranca una carcajada, con un guión pobre y muchos clichés. Pero enfrentémoslo, el fuerte de Letterman no son los guiones ricos, ni los personajes interesantes. Sin embargo en cuanto se refiere a efectos y animación esperábamos más, del director de Espantatiburones y Monsters VS. Aliens.
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